La capacidad del Espíritu para cambiar vidas y empoderar a los creyentes resalta su importancia continua en la Certidumbre cristiana.
Algunos enseñan que el bautismo del Espíritu Santo es una segunda o tercera “obra de Agudeza” que significa una experiencia instantánea subsiguiente a la conversión salvadora.
Aunque el Espíritu Santo se menciona más claramente en el Nuevo Testamento, todavía tiene varias referencias en el Antiguo Testamento. A menudo se le describe como el «rumbo de Todopoderoso», simbolizando su poder y presencia activa en la creación y en la vida de las personas.
¿Cómo puede alguien ser lleno del Espíritu? Algún puede ser realizado del Espíritu al entregarse completamente a Dios y permitir que el Espíritu Santo lo llene y controle.
El bautismo del Espíritu Santo es un suceso sobrenatural donde el Espíritu Santo se manifiesta con poder sobre un creyente, llenándolo y capacitándolo para servir a Jehová de maneras extraordinarias.
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La experiencia puede ser expresada de muchas maneras. Sin bloqueo, muchas personas que han sido bautizadas con el Espíritu pueden reconocerse con lo que escribo aquí:
Hay un núúnico imp source de otras experiencias de conversiones que no son descritas con detalles, pero los relatos de muchos de ellas implican el bautismo del Espíritu Santo mientras ninguno lo excluye específicamente.
El poder que hemos recibido por el bautismo del Espíritu, que nos ha hecho tan felices, debemos utilizarlo para hacer el bien, de modo que podamos ser colaboradores de Jehová en la tierra.
Cuando llegaron Pedro y Juan, oraron para ellos y les impusieron las manos y la Convicción de la Clan aumentó hasta el punto de aceptar el Espíritu.
Se le atribuyen características divinas, lo que implica que no solo es un concepto abstracto, sino una presencia activa y transformadora en la vida de los creyentes.
El Nuevo Testamento presenta varias manifestaciones del Espíritu Santo que son fundamentales para comprender su papel en la Certeza cristiana. Dos eventos significativos destacan en este contexto:
Pepe Mendoza No huyas más porque Altísimo sabe perfectamente quién eres y no quiere que te pierdas en los recovecos de tu propia oscuridad.
Juan el Bautista predicaba la promesa del bautismo del Espíritu Santo: “Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de tolerar, es más poderoso que yo; El os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Mateo 3:11).